Sociedad
16 Feb 2025
En Villa Gesell hay una “copia” del carrousel de la plaza 20 de Febrero
Por: Leandro Fernández Vivas.
Ituzaingó Digital viajó hasta el mar para descubrir el secreto que esconde esta réplica.
Villa Gesell es una de las ciudades balnearias más bellas del litoral marítimo de la Provincia de Buenos Aires. Elegida por miles de familias cada verano, tiene un sin fin de atractivos que complementan al sol, la arena y el mar. Entre ellos, destaca un parque de diversiones que esconde en su historia una firme conexión con el oeste del conurbano.
En la Plaza 20 de Febrero de Ituzaingó se erige el Carrousel más lindo del país. Primero de dos pisos construido en la Argentina. Con caballos, carruajes y música, respeta el estilo del Siglo XVIII pero lleva en su cenefas imágenes de la ciudad, de los trenes que le dieron vida y detalles dados por artistas locales (Ver: El Carrousel más lindo de la Zona Oeste está en la Plaza 20 de Febrero). Empero, no es el único.
Poco más de 400 kilómetros separan el Partido de Ituzaingó del de Gesell y si bien no se parecen mucho tienen algo en común que forma parte de la identidad de cada uno. Nada se parece el ferrocarril al mar, pero a metros de uno y de otro gira bello un Carrousel casi igual.
Antes de continuar hay que identificar correctamente los términos. Si bien se suele utilizar calesita y carrusel (o carrousel) como sinónimos, realmente no son lo mismo. Calesita es el entretenimiento clásico giratorio, con figuras fijas a la plataforma. El Carrousel, por su parte, es el entretenimiento clásico giratorio, con figuras que suben y bajan.
Juguelandia es un hermoso parque de diversiones ubicado sobre la Avenida 3, entre 125 y 126. Un castillo que parece sacado de un cuento, con torre y puente levadizo, es el ingreso a un mundo de fantasía en donde los más chiquitos pueden recorrer un pequeño lago en góndolas, donde un cohete cuida un pelotero y donde robots electrónicos pueden girar de un lado al otro según el humor de sus niños conductores. También hay un anfiteatro, un laberinto pirata, videojuegos y hasta una aldea medieval con cañones, pasadizos secretos, bar, cárcel, fogón y mucho más. También hay un pequeño circuito de cuatriciclos y hasta un paseo en bote por unas tenebrosas grutas que erizan la piel de padres, madres, abuelas y toda la familia. El acceso al castillo y el parque es gratuito, sólo se abonan los tickets de los juegos que puede ser por fichas o pasaportes que incluyen de todo.
Allí mismo, a metros de la entrada, un Carrousel luminoso, de dos pisos con caballos y carruajes, se gana todas las miradas y las fotos. Los turistas que llegan a Gesell desde el oeste del Conurbano la reconocen, o al menos aprecian los detalles que deschavan su origen. Muchos se preguntan: “¿Por qué en Villa Gesell hay una calesita igual a la de Ituzaingó?”. Los más arriesgados no dudan en disparar: “En Gesell copiaron el Carrousel de casa”. Ituzaingó Digital viajó hasta la playa para descubrir el secreto del Carrousel de Juguelandia.
Primero la observación. Sin dudas es un muy bello entretenimiento, incluso tan bello como el de Ituzaingó. Los juegos en su interior también son réplicas similares. Las luces, la música y su funcionamiento son iguales. Sólo le faltan los dibujos creados por Graciela Mosches que lleva la del conurbano, pero por lo demás, es casi igual. El misterio se reveló rápido. No se trata de una copia, es una réplica inspirada en el Carrousel madre e histórico que se encuentra en la Plaza 20 de Febrero.
Roberto Geddo fue el creador de Juguelandia. Fue quien inspirado en cuentos y otros parques, diseñó y construyó a mediados de los 80 el castillo que le da forma al lugar. Fue sumando juegos, atracciones, la aldea medieval y todo aquello que imaginación e ingenio le permitieron. Incluso el famoso Carrousel.
El Carrousel Siglo XVIII nació en el oeste y viajó a Gesell para encontrar su casa. Es similar a la de Ituzaingó porque responde al mismo diseño artístico. Roberto construyó seis de estos entretenimientos, cada uno de ellos con detalles únicos, inspirado y motivado en entretenimientos que había visitado en Francia e Italia. Las estructuras principales y el ensamblado se realizó parte en la casa de la familia Geddo en Castelar y otro poco en un depósito de la calle Ventura Alegre.
Juguelandia es parte del legado de Roberto ya que su explotación comercial, mantenimiento, conservación y continuidad, se encuentra bajo la responsabilidad operativa de la Famila Geddo.
El famoso Carrousel no es lo único idéntico a Ituzaingó que este equipo periodístico encontró en Gesell. Los Robots también son los mismos. Incluso, este diseño de Robots también se puede apreciar en el patio de juegos del hipermercado Coto ubicado en Ciudadela. Es que también fueron diseñados y desarrollados por Fernando Geddo, hijo de Roberto y continuador de su obra.
Juguelandia es un destino ineludible para las familias en vacaciones. Alejada del centro, permite encontrar estacionamiento, mesas en los restaurantes cercanos y ser una alternativa a la bulliciosa peatonal. Además, los días grises, cuando no se puede ir a la playa, abre más temprano para poder tener más tiempo para disfrutar del castillo y los juegos. Roberto Geddo falleció en 2005, pero su familia continuó con el lugar que conserva la fantasía original y los detalles actuales que siguen encantando a chicos y grandes.
En la Plaza 20 de Febrero de Ituzaingó se erige el Carrousel más lindo del país. Primero de dos pisos construido en la Argentina. Con caballos, carruajes y música, respeta el estilo del Siglo XVIII pero lleva en su cenefas imágenes de la ciudad, de los trenes que le dieron vida y detalles dados por artistas locales (Ver: El Carrousel más lindo de la Zona Oeste está en la Plaza 20 de Febrero). Empero, no es el único.
Poco más de 400 kilómetros separan el Partido de Ituzaingó del de Gesell y si bien no se parecen mucho tienen algo en común que forma parte de la identidad de cada uno. Nada se parece el ferrocarril al mar, pero a metros de uno y de otro gira bello un Carrousel casi igual.
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Antes de continuar hay que identificar correctamente los términos. Si bien se suele utilizar calesita y carrusel (o carrousel) como sinónimos, realmente no son lo mismo. Calesita es el entretenimiento clásico giratorio, con figuras fijas a la plataforma. El Carrousel, por su parte, es el entretenimiento clásico giratorio, con figuras que suben y bajan.
Juguelandia es un hermoso parque de diversiones ubicado sobre la Avenida 3, entre 125 y 126. Un castillo que parece sacado de un cuento, con torre y puente levadizo, es el ingreso a un mundo de fantasía en donde los más chiquitos pueden recorrer un pequeño lago en góndolas, donde un cohete cuida un pelotero y donde robots electrónicos pueden girar de un lado al otro según el humor de sus niños conductores. También hay un anfiteatro, un laberinto pirata, videojuegos y hasta una aldea medieval con cañones, pasadizos secretos, bar, cárcel, fogón y mucho más. También hay un pequeño circuito de cuatriciclos y hasta un paseo en bote por unas tenebrosas grutas que erizan la piel de padres, madres, abuelas y toda la familia. El acceso al castillo y el parque es gratuito, sólo se abonan los tickets de los juegos que puede ser por fichas o pasaportes que incluyen de todo.
Allí mismo, a metros de la entrada, un Carrousel luminoso, de dos pisos con caballos y carruajes, se gana todas las miradas y las fotos. Los turistas que llegan a Gesell desde el oeste del Conurbano la reconocen, o al menos aprecian los detalles que deschavan su origen. Muchos se preguntan: “¿Por qué en Villa Gesell hay una calesita igual a la de Ituzaingó?”. Los más arriesgados no dudan en disparar: “En Gesell copiaron el Carrousel de casa”. Ituzaingó Digital viajó hasta la playa para descubrir el secreto del Carrousel de Juguelandia.
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Primero la observación. Sin dudas es un muy bello entretenimiento, incluso tan bello como el de Ituzaingó. Los juegos en su interior también son réplicas similares. Las luces, la música y su funcionamiento son iguales. Sólo le faltan los dibujos creados por Graciela Mosches que lleva la del conurbano, pero por lo demás, es casi igual. El misterio se reveló rápido. No se trata de una copia, es una réplica inspirada en el Carrousel madre e histórico que se encuentra en la Plaza 20 de Febrero.
Roberto Geddo fue el creador de Juguelandia. Fue quien inspirado en cuentos y otros parques, diseñó y construyó a mediados de los 80 el castillo que le da forma al lugar. Fue sumando juegos, atracciones, la aldea medieval y todo aquello que imaginación e ingenio le permitieron. Incluso el famoso Carrousel.
El Carrousel Siglo XVIII nació en el oeste y viajó a Gesell para encontrar su casa. Es similar a la de Ituzaingó porque responde al mismo diseño artístico. Roberto construyó seis de estos entretenimientos, cada uno de ellos con detalles únicos, inspirado y motivado en entretenimientos que había visitado en Francia e Italia. Las estructuras principales y el ensamblado se realizó parte en la casa de la familia Geddo en Castelar y otro poco en un depósito de la calle Ventura Alegre.
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Juguelandia es parte del legado de Roberto ya que su explotación comercial, mantenimiento, conservación y continuidad, se encuentra bajo la responsabilidad operativa de la Famila Geddo.
El famoso Carrousel no es lo único idéntico a Ituzaingó que este equipo periodístico encontró en Gesell. Los Robots también son los mismos. Incluso, este diseño de Robots también se puede apreciar en el patio de juegos del hipermercado Coto ubicado en Ciudadela. Es que también fueron diseñados y desarrollados por Fernando Geddo, hijo de Roberto y continuador de su obra.
Juguelandia es un destino ineludible para las familias en vacaciones. Alejada del centro, permite encontrar estacionamiento, mesas en los restaurantes cercanos y ser una alternativa a la bulliciosa peatonal. Además, los días grises, cuando no se puede ir a la playa, abre más temprano para poder tener más tiempo para disfrutar del castillo y los juegos. Roberto Geddo falleció en 2005, pero su familia continuó con el lugar que conserva la fantasía original y los detalles actuales que siguen encantando a chicos y grandes.
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Leandro Fernández Vivas
Periodista
Técnico Universitario en Periodismo.
Director Periodístico en Castelar Digital.
Socio Fundador de Ocho Ojos.