Cultura
27 Sep 2024
Adriana Pisani: “La investigación me apasiona, es un mundo donde te sumergís y te olvidás de todo”
Por: Gabriela Sánchez.
La escritora e investigadora de naufragios de la costa bonaerense, dialogó con Ituzaingó Digital acerca del origen de su vocación y el vínculo con sus veraneos familiares en Mar de Ajó. Además, habló sobre dos libros que publicará próximamente. “Uno es sobre barcos encallados y el otro, de historias de aviación, algunas risueñas y otras dramáticas, entre General Lavalle y Claromecó”, dijo.
En su casa de Castelar, la escritora e investigadora histórica de barcos hundidos, faros y primeros pobladores de la costa bonaerense, Adriana Silvia Cristina Pisani, convive con una colección de capitanes en miniatura, un eslabón de la cadena del ‘Vencedor’, documentación de astilleros, microfilms de archivos de Canadá y Alemania, fotos de navíos y restos de naufragios. Entre ellos, se destacan, partes de la cubierta del vapor alemán ‘Karnak’, un pedazo de cuaderna del ‘Marlin’ y un chaleco salvavidas de ‘Brasur’. Estos dos últimos, los donará al Museo del Hombre del Puerto de Mar del Plata, debido a su procedencia. “Yo me rio porque digo que ‘voy a cobrar entrada’”, señaló la también Licenciada en Psicología que anhela que todo este material pueda exhibirse, algún día, en un museo o en su propia vivienda ambientada con estilo náutico, a través de visitas.
Adriana Pisani veraneó toda su infancia en la costa argentina, más precisamente, en Mar de Ajó, donde iba con sus padres y su hermana. “En ese tiempo, se fomentaba el turismo con excursiones que se hacían con carritos con ruedas de autos, tirados por caballos. Los que levantaban conchillas, los mismos que lo hacen en la actualidad. Eran los taxis de la época, algo bastante pintoresco. Hacían la excursión hasta el faro de Punta Médanos, que eran 19 kilómetros por la playa, y ahí pasaba por los restos de las embarcaciones. Recuerdo mirar los del ‘Anna de Hamburgo’, a mis 9 años, y decir: ‘¿Quién habrá sido el capitán?’”, compartió.
Desde aquel momento, se volvió una apasionada por el tema. Tal es así, que, a sus 14 años, realizó su primera entrevista, como un juego, a un profesor - Marcelino Villar -, que no era de Mar de Ajó pero daba clases en un secundario de allí, quién le transmitió todo lo que sabía de naufragios. “Me contó muchas historias contaminadas por fantasía. Cuando falleció, su mujer me dio un montón de fotos que encontró entre sus pertenencias”, explicó.
“Yo escribía desde siempre poemas y todos estaban referidos al mar. La escritura la tengo como una herencia de mi papá, Juan Luis Pisani. Él escribía maravillosamente bien, tenía una letra hermosa, era muy creativo. Fue autor de letras de tango, muchas las vendió y fueron muy conocidas. Un día me dijo: ‘¿Por qué no decís que vas a escribir un libro? Así tenés un poco de credibilidad, porque vos pedís datos y la gente va a decir: ‘¿Para qué?’, y ahí es donde empecé a pensar en escribir uno. Yo tendría 20, 22 años. Hoy ese libro, ‘Fantasía del Naufragio’, el más clásico, que habla de los barcos encallados desde General Lavalle hasta el límite con Pinamar, va a tener ocho ediciones”, contó.
“Soy y fui absolutamente autodidacta, no soy historiadora. Para mí escribir e investigar es catártico y terapéutico. La investigación me apasiona, es un mundo donde te sumergís y te olvidás de todo”, expresó quien basa sus investigaciones en consultas en hemerotecas y entrevistas. "En algunos casos, cuando no tengo protagonistas, como en los naufragios del siglo XIX, puedo encontrar familiares en el exterior o acá, según de dónde sean, pero ya son entrevistas de segunda mano. Entonces, recurro mucho a la hemeroteca y si existe algún expediente con entrevistas de la época, viene genial. Y, también, tengo un contacto en la Cámara Electoral que me ayuda cuando no encuentro a alguna persona, después de agotar el teléfono y las redes. Hoy es mucho más sencillo, antes era más artesanal, era una búsqueda telefónica de horas, gastos de teléfono y recorrer las calles del puerto en Mar del Plata, por ejemplo. Ahora con internet es mucho más fácil. Encontrás hijos, nietos... no sé si me gusta más. Antes tenías más expectativa, era más emocionante encontrar algo”, reflexionó.
Esta misma investigación la llevó a cumplir uno de sus sueños de niña cuando pudo contactarse con la familia del capitán del barco que contemplaba en sus vacaciones: el alemán Peter Pieper, quien falleció junto al marinero holandés A. Hillebrandt, cuando intentaban llegar a la playa en bote en medio de un fuerte oleaje, encallando en Punta Médanos el 1º de julio de 1891. “Fue a través del director de un museo, Karl Kühne, que iba a incluir en una folletería información de los tres barcos alemanes del siglo XIX que hay acá: uno es el ‘Anna’, que lo conocían como ‘Anna de Hamburgo’, el otro era - el navío mercante- Margaretha, que fue en 1880 y ‘Karnak’ en 1878. Me pidió los datos y sabiendo que yo buscaba a la familia me contactó”, narró y continuó: “Me acuerdo llegar a casa, abrir el buzón y ver que ¡había un sobre que decía Familia Pieper! Hasta el día de hoy hablamos por carta”.
Su primer libro, ‘Fantasía del Naufragio. Historia de los barcos hundidos en las playas del Tuyú’, en 1986, contó con el apoyo, en sus dos primeras ediciones, del Dr. Hernán Cibils Cobo. “Me ayudó un montón, incluso económicamente. Fue algo invalorable. Tenía campos al sur de Mar de Ajó y en uno de ellos, a 600 metros de la playa, estaban los restos del ‘Anna’.” A este, le sucedieron nueve más: ‘Vuelven los Pescadores’ (1996), ‘¡Nos Hundimos!. La misteriosa desaparición de cuatro pesqueros de altura marplatenses’ (2000), ‘Historia del Salado y la Bahía’ (2000), ‘Monte Cervantes y el Capitán Dreyer. Misterio y muerte en el sur argentino’ (2001), ‘El Faro, su Capitán y los Naufragios’ (2005), ‘Desierto de Mar’ (2007), ‘Identidad de Mar’ (2012), ‘La Lucila del Mar, una playa mágica a orillas del Pinar’ (2019) y ‘La Trágica Muerte del Francés’. Asimismo, realizó uno por encargo de la Municipalidad de Tordillo, General Conesa, sobre la historia del lugar desde la llegada de Juan de Garay hasta la actualidad.
Actualmente, ha incorporado los aviones en su temática de estudio, motivada por las anécdotas que escuchaba, por ejemplo, de Liberato D´Onofrio, presidente del Aeroclub y miembro de la ‘Agrupación de Pilotos Civiles’ de General Juan Madariaga, de los años 50 y 60. “Liberato volaba unos aviones increíbles que no sé cómo hacía, dos por tres se los ponía de sombrero (Risas), porque se le daban vuelta pero siempre salía ileso. Incluso cuando trajo un vestido de novia a Mar de Ajó, que a la modista la tuvieron que llevar al hospital con una crisis de nervios. El aparecía al lado del avión, todo abollado y con las rueditas para arriba, con una curita como bigote y lo más bien hablando con la gente. Aparte, tocaba el piano, iba a las tertulias en Madariaga, hacía de todo este hombre. Fue un personaje, realmente”, relató Pisani, que incluirá esto en un nuevo libro que editará, junto a otro de naufragios, próximamente.
Y, agregó: “Es de historias de aviación, algunas risueñas, otras dramáticas, las menos, por suerte, entre General Lavalle y Claromecó. También, incluí las tres tragedias grandes que hubo en la década del 50. Una es la del avión de Aerolíneas Argentinas que cayó en la localidad de Cobo, el 29 de diciembre de 1950. Y, después, otras dos, en el 59, una la del avión de Austral, en enero, frente a Mar de Plata, que hubo un solo sobreviviente y en mayo, la de otro avión, de Aerolíneas Argentinas que cae en Camet, en el mismo lugar que el anterior, y no se salva nadie. Ubiqué familiares de casi todas las víctimas. Los que no encontré supongo que es porque no había descendencia porque hice un trabajo que me llevó tres años, más o menos. La idea era darles ese recuerdo que merecían cada uno de ellos”.
“Además, escribí un libro de naufragios, entre Mar de Ajó y Mar del Plata, que es la zona que me faltaba. Tanto el de aviones como este, no tienen título, todavía. Uno está terminado y al otro le falta hacerle una diagramación, pero ya está todo corregido. Después de estos libros, seguiré con barcos encallados, voy a elegir cuatro o cinco pesqueros de relevancia que se comentan mucho en la zona y con algo de historias de playa”, concluyó.
Adriana Pisani veraneó toda su infancia en la costa argentina, más precisamente, en Mar de Ajó, donde iba con sus padres y su hermana. “En ese tiempo, se fomentaba el turismo con excursiones que se hacían con carritos con ruedas de autos, tirados por caballos. Los que levantaban conchillas, los mismos que lo hacen en la actualidad. Eran los taxis de la época, algo bastante pintoresco. Hacían la excursión hasta el faro de Punta Médanos, que eran 19 kilómetros por la playa, y ahí pasaba por los restos de las embarcaciones. Recuerdo mirar los del ‘Anna de Hamburgo’, a mis 9 años, y decir: ‘¿Quién habrá sido el capitán?’”, compartió.
Desde aquel momento, se volvió una apasionada por el tema. Tal es así, que, a sus 14 años, realizó su primera entrevista, como un juego, a un profesor - Marcelino Villar -, que no era de Mar de Ajó pero daba clases en un secundario de allí, quién le transmitió todo lo que sabía de naufragios. “Me contó muchas historias contaminadas por fantasía. Cuando falleció, su mujer me dio un montón de fotos que encontró entre sus pertenencias”, explicó.
#NotaRelacionada: Cóndor Sbarbati: “Mi vida es música”
“Yo escribía desde siempre poemas y todos estaban referidos al mar. La escritura la tengo como una herencia de mi papá, Juan Luis Pisani. Él escribía maravillosamente bien, tenía una letra hermosa, era muy creativo. Fue autor de letras de tango, muchas las vendió y fueron muy conocidas. Un día me dijo: ‘¿Por qué no decís que vas a escribir un libro? Así tenés un poco de credibilidad, porque vos pedís datos y la gente va a decir: ‘¿Para qué?’, y ahí es donde empecé a pensar en escribir uno. Yo tendría 20, 22 años. Hoy ese libro, ‘Fantasía del Naufragio’, el más clásico, que habla de los barcos encallados desde General Lavalle hasta el límite con Pinamar, va a tener ocho ediciones”, contó.
“Soy y fui absolutamente autodidacta, no soy historiadora. Para mí escribir e investigar es catártico y terapéutico. La investigación me apasiona, es un mundo donde te sumergís y te olvidás de todo”, expresó quien basa sus investigaciones en consultas en hemerotecas y entrevistas. "En algunos casos, cuando no tengo protagonistas, como en los naufragios del siglo XIX, puedo encontrar familiares en el exterior o acá, según de dónde sean, pero ya son entrevistas de segunda mano. Entonces, recurro mucho a la hemeroteca y si existe algún expediente con entrevistas de la época, viene genial. Y, también, tengo un contacto en la Cámara Electoral que me ayuda cuando no encuentro a alguna persona, después de agotar el teléfono y las redes. Hoy es mucho más sencillo, antes era más artesanal, era una búsqueda telefónica de horas, gastos de teléfono y recorrer las calles del puerto en Mar del Plata, por ejemplo. Ahora con internet es mucho más fácil. Encontrás hijos, nietos... no sé si me gusta más. Antes tenías más expectativa, era más emocionante encontrar algo”, reflexionó.
Esta misma investigación la llevó a cumplir uno de sus sueños de niña cuando pudo contactarse con la familia del capitán del barco que contemplaba en sus vacaciones: el alemán Peter Pieper, quien falleció junto al marinero holandés A. Hillebrandt, cuando intentaban llegar a la playa en bote en medio de un fuerte oleaje, encallando en Punta Médanos el 1º de julio de 1891. “Fue a través del director de un museo, Karl Kühne, que iba a incluir en una folletería información de los tres barcos alemanes del siglo XIX que hay acá: uno es el ‘Anna’, que lo conocían como ‘Anna de Hamburgo’, el otro era - el navío mercante- Margaretha, que fue en 1880 y ‘Karnak’ en 1878. Me pidió los datos y sabiendo que yo buscaba a la familia me contactó”, narró y continuó: “Me acuerdo llegar a casa, abrir el buzón y ver que ¡había un sobre que decía Familia Pieper! Hasta el día de hoy hablamos por carta”.
#NotaRelacionada: Rodrigo Manigot: “El disco lo grabamos como no se graba más: todos juntos y digitalizando lo menos posible”
Su primer libro, ‘Fantasía del Naufragio. Historia de los barcos hundidos en las playas del Tuyú’, en 1986, contó con el apoyo, en sus dos primeras ediciones, del Dr. Hernán Cibils Cobo. “Me ayudó un montón, incluso económicamente. Fue algo invalorable. Tenía campos al sur de Mar de Ajó y en uno de ellos, a 600 metros de la playa, estaban los restos del ‘Anna’.” A este, le sucedieron nueve más: ‘Vuelven los Pescadores’ (1996), ‘¡Nos Hundimos!. La misteriosa desaparición de cuatro pesqueros de altura marplatenses’ (2000), ‘Historia del Salado y la Bahía’ (2000), ‘Monte Cervantes y el Capitán Dreyer. Misterio y muerte en el sur argentino’ (2001), ‘El Faro, su Capitán y los Naufragios’ (2005), ‘Desierto de Mar’ (2007), ‘Identidad de Mar’ (2012), ‘La Lucila del Mar, una playa mágica a orillas del Pinar’ (2019) y ‘La Trágica Muerte del Francés’. Asimismo, realizó uno por encargo de la Municipalidad de Tordillo, General Conesa, sobre la historia del lugar desde la llegada de Juan de Garay hasta la actualidad.
Actualmente, ha incorporado los aviones en su temática de estudio, motivada por las anécdotas que escuchaba, por ejemplo, de Liberato D´Onofrio, presidente del Aeroclub y miembro de la ‘Agrupación de Pilotos Civiles’ de General Juan Madariaga, de los años 50 y 60. “Liberato volaba unos aviones increíbles que no sé cómo hacía, dos por tres se los ponía de sombrero (Risas), porque se le daban vuelta pero siempre salía ileso. Incluso cuando trajo un vestido de novia a Mar de Ajó, que a la modista la tuvieron que llevar al hospital con una crisis de nervios. El aparecía al lado del avión, todo abollado y con las rueditas para arriba, con una curita como bigote y lo más bien hablando con la gente. Aparte, tocaba el piano, iba a las tertulias en Madariaga, hacía de todo este hombre. Fue un personaje, realmente”, relató Pisani, que incluirá esto en un nuevo libro que editará, junto a otro de naufragios, próximamente.
Y, agregó: “Es de historias de aviación, algunas risueñas, otras dramáticas, las menos, por suerte, entre General Lavalle y Claromecó. También, incluí las tres tragedias grandes que hubo en la década del 50. Una es la del avión de Aerolíneas Argentinas que cayó en la localidad de Cobo, el 29 de diciembre de 1950. Y, después, otras dos, en el 59, una la del avión de Austral, en enero, frente a Mar de Plata, que hubo un solo sobreviviente y en mayo, la de otro avión, de Aerolíneas Argentinas que cae en Camet, en el mismo lugar que el anterior, y no se salva nadie. Ubiqué familiares de casi todas las víctimas. Los que no encontré supongo que es porque no había descendencia porque hice un trabajo que me llevó tres años, más o menos. La idea era darles ese recuerdo que merecían cada uno de ellos”.
#NotaRelacionada: La Salita cumple: "Deseamos que el vecino encuentre acá una prolongación de su vida"
“Además, escribí un libro de naufragios, entre Mar de Ajó y Mar del Plata, que es la zona que me faltaba. Tanto el de aviones como este, no tienen título, todavía. Uno está terminado y al otro le falta hacerle una diagramación, pero ya está todo corregido. Después de estos libros, seguiré con barcos encallados, voy a elegir cuatro o cinco pesqueros de relevancia que se comentan mucho en la zona y con algo de historias de playa”, concluyó.
#NotaRelacionada: Tom Weso: “Sentimos que está todo por empezar”
Gabriela Sánchez
Periodista
Gabriela Sánchez es Periodista, egresada de TEA, especialista en cultura y rock. Se capacitó con profesionales roqueros como Alfredo Rosso y Sergio Marchi. Es vecina de Castelar con amplia experiencia en medios de la región y Colaboradora de Castelar Digital.