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Del Cielito en 2003.
Del Cielito en 2003.
Control del estudio Del Cielito en 2003.
Control del estudio Del Cielito en 2003.
Lebón, Gauvry, Rapoport y Satragni en la grabación de Siempre Estaré en 1983.
Lebón, Gauvry, Rapoport y Satragni en la grabación de Siempre Estaré en 1983.
Gustavo Gauvry con Charly García y amigos en Del Cielito.
Gustavo Gauvry con Charly García y amigos en Del Cielito.
Spinetta y Rapoport en la grabación de Kamikaze - Del Cielito 1981
Spinetta y Rapoport en la grabación de Kamikaze - Del Cielito 1981
Los Redondos durante la grabación de ¡Bang Bang estás liquidado! en 1989.
Los Redondos durante la grabación de ¡Bang Bang estás liquidado! en 1989.
Gustavo Gauvry y Los Ratones Paranóicos - Firma de contrato 1985.
Gustavo Gauvry y Los Ratones Paranóicos - Firma de contrato 1985.
David Lebón en el Estudio Del Cielito en construcción en 1982.
David Lebón en el Estudio Del Cielito en construcción en 1982.
Leloir
Cultura
6 Jul 2024

Cuna del rock de acá: Conoce la historia de Del Cielito Records

Por: Belén Medina.
Su fundador, Gustavo Gauvry, le contó a Ituzaingó Digital los secretos del estudio de grabación que funcionó durante 25 años y que fue la “cocina” de grandes éxitos, y elegido por legendarios músicos argentinos como Luis Alberto Spinetta, el Indio Solari y muchos más.
Con Gustavo Gauvry a la cabeza, en 1980 nació Del Cielito Records, ubicado en José Montero Lacasa 1698, en el barrio de Villa Udaondo (Parque Leloir). Un lugar que funcionó a pleno con importantes producciones de grandes artistas nacionales que inmortalizaron verdaderas joyas del rock argentino.

El fundador de Del Cielito Records, técnico en sonido y productor musical con más de cuarenta años de trayectoria, contestó su celular con muchas ganas de recordar, junto a Castelar Digital, aquellos tiempos gloriosos que vivió, sobre todo en el semillero de obras musicales de la zona oeste del Gran Buenos Aires.

¿Cómo comenzó tu carrera de productor musical?
Como muchos empezamos siendo público y fan de la música. La música siempre fue importante en todos los tiempos y distintas las generaciones, pero creo que la nuestra -para los que nacimos o fuimos adolescentes en los años 60'-, la música era algo realmente impresionante. De hecho, los artistas que todavía llenan estadios, muchos son de esa época.

La música se transformó en un hobby para mí. Entre los 11 y los 16 años, tocaba la guitarra y tocaba con amigos en la escuela, en club de barrios y fiestas. También, me gustaba mucho la imagen y el cine. Pero, en esa época, no había escuelas de cine y lo más accesible para mí, era la fotografía.  Empecé a estudiar fotografía y así me fui conectando con el ambiente de la música. Empecé sacando fotos a Sui Generis, y como se generó una muy buena relación con Charly García y David Lebon, iba a los ensayos a sacar fotos.

En los ensayos, Starc, que era el sonidista de Serú Giran, armaba la consola y se iba. Y los músicos por momentos no se escuchaban las voces o se desconectaba algo, y como no había nadie que opere la consola, yo me acercaba y más o menos sabía por dónde iba la cosa.  Entonces, así de a poco y de metido, fui convirtiéndome en el operador de ellos en todos los shows. Siempre tuve facilidad para cuestiones técnicas y me gustaba la tecnología y también me ayudaba que sabía inglés, porque todo el material que había sobre sonido como manuales era en inglés.

A principios de los 70' no había sonido como se lo conoce hoy en día. Los recitales eran prácticamente sin sonido. Estaban en el escenario con sus equipos a todo volumen, y había por ahí dos o tres micrófonos para poner las voces, algún micrófono en la batería y eso era todo.

¿Cómo fue la fundación del estudio Del Cielito?
Cuando Serú terminó su relación con Starc y apareció Amilcar Gilabert, salió la idea del estudio. Ellos estaban grabando y yo iba a las grabaciones para aprender. Y así fue como me di cuenta que en realidad los estudios no eran muy amables con los músicos. En esa época, eran como medio hostiles y de mirar por encima de todo a los músicos de rock que no eran muy comerciales. Eso muchas veces, se trasladaba a los técnico, que no tenían mucha disposición. En cambio, ahora los estudios tienen televisores, sala de estar, mesa de ping pong, metegol, parrilla para hacer asados, entre otras cosas.

Con David Lebón siempre hablábamos en las giras sobre poder grabar en mejores condiciones. Paralelamente, habían aparecido equipos más accesibles de grabación, por ejemplo, los japoneses habían lanzado una línea, que eran equipos de 8, 4 y 16 canales, que eran mucho más accesibles que los equipos alemanes o austríacos.

En ese entonces, me había mudado a Parque Leloir y compré un grabador de 6 canales. Al principio, no teníamos consola, me la prestaba a Starc o alguien conocido que tenía en ese momento. David también compró algunos elementos como micrófonos, y fuimos armando un estudio casero, que después fue reversionado.

Más tarde, David se abrió del estudio porque se volvió más comercial. Él no quería un estudio comercial y la presión también era importante, ya no lo podía acompañar, porque Serú Girán se había separado. Entonces yo seguí solo con el estudio que, al principio, funcionaba en mi casa, y después construí un estudio en el terreno de al lado.

¿Cómo llegaste a Parque Leloir?
Soy de la zona norte, mis padres eran de Olivos y viví toda mi infancia y adolescencia en esa zona hasta que me casé. Es que unos amigos se habían mudado de Castelar a Parque Leloir. Y amigos en común se habían comprado un par de terrenos ahí y habían empezado a construir su casa. Yo ni conocía Parque Leloir. De hecho, me sorprendió muchísimo la primera vez que fui porque es un lugar impresionante por la cantidad de árboles inmensos, los terrenos son muy amplios, hay casas quintas.

También, me sorprendió el acceso, porque en ese momento, no existía el acceso oeste. La Avenida Vergara terminaba y se convertía en tierra, y avanzaba por unos matorrales y basurales hasta llegar a Parque Leloir. Era realmente, el lejano oeste. Además, los terrenos eran más accesibles que en Olivos. Entonces, con mi mujer, decidimos comprar un terreno y empezamos a hacer la casa.

Yo ya estaba vinculado a Serú Girán, y ahí salió la idea de empezar a armar un estudio casero. En esa casa, funcionó el estudio unos tres años hasta que construimos un hermoso estudio en el fondo de la casa. Al principio, los músicos se perdían. Una vez, Celeste Carballo se perdió y se le cayó el auto en una zanja, y saliendo de la zanja, se lastimó un pie. Además no había teléfono, después de diez años llegó la línea telefónica. Había corriente eléctrica, pero no había recolector de basura. Teníamos que hacer un pozo y quemar la basura en el jardín.

¿Cómo fueron los primeros años del estudio?
Al poco tiempo de comenzar el estudio, empezó la Guerra de las Malvinas. Y con Lebón teníamos que parar de grabar por momentos, porque pasaban los helicópteros que iban de la Base de El Palomar. De repente pasaban veinte helicópteros juntos y temblaba toda la casa. En ese momento era joven, entonces no tenía ningún impedimento. No veía si Parque Leloir era lejos o era cerca, si me convenía o no me convenía. Yo hacía la mía y no estaba mirando las circunstancias. Creo que en este país si te paralizás por las circunstancias nunca hacés nada.

Así fue como arrancamos, era rarísimo porque estaba en Parque Leloir y los estudios estaban en el centro. El hecho de que fuera tan diferente, llamó mucho la atención. Además de que fuera alejado de la ciudad, y rodeado de la naturaleza, era un lugar amable. Después cuando estuvo la autopista fue todo más fácil y ni hablar cuando tuvimos teléfono.

Además, en otros estudios grababan por cierta cantidad de horas. En cambio, nosotros teníamos el estudio cerrado, acá alquilaban el lugar. Entonces grababan por el tiempo que estuvieran. Eso ahorra muchísimo el tiempo de armar y rearmar el sonido, y generaba una sensación de propiedad, que el lugar era tuyo. Nadie te interrumpía o te tenías que fijar en el tiempo porque se acababa la sesión.  Los músicos convivían inclusive varias semanas, comían juntos, grababan, jugaban a la pelota. Si vos estás de buen humor, descansado, concentrado y no pensando en otra cosa, el trabajo fluye más y tiene mejor calidad. Así fue como muchos músicos se enamoraron del lugar.

Spinetta grabó seis discos, León Gieco tres, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, Ratones Paranoicos, Los Piojos, David Lebón, entre otros. Muchos en su discografía tienen su época en Del Cielito. Y eso fue también bastante único, porque en general, los músicos graban cada disco en un estudio distinto. Todo eso generó que se hicieran discos maravillosos, que vendían muy bien, íconos de la música nacional hoy en día. Hasta algunos se fueron a vivir a Parque Leloir, como Ricardo Mollo, Lebón, Ivan Noble, Indio Solari, entre otros. A nivel musical, la zona oeste se puso de moda. En vez de un estudio de grabación, me tenía que haber puesto una inmobiliaria (risas).

¿Es verdad que Del Cielito se hizo conocido por las grabaciones de discos en vivo?
En ese momento, estaba volviendo la democracia. Al principio no se podía ni siquiera tener reuniones. Había muy pocos recitales o lo que había eran casi todos artistas extranjeros. Entonces cuando eso se aflojó, en el año 81', que empezaron a dar recitales, volvió Mercedes Sosa que estaba exiliada en Europa, Piero, y otros artistas más. Entonces ahí se me ocurrió la idea de grabar en vivo. Además, ya tenía equipos fáciles de trasladar. Armábamos el equipo arriba de un camión y grabábamos lo del escenario.

El primer recital que fuimos a grabar fue un show de Susana Rinaldi. La grabación salió muy bien y generó un impacto enorme. Me empezaron a llamar todos los fines de semana para grabar. Grabamos a Mercedes Sosa en la vuelta a la Argentina, Serú Girán , Horacio Guarany, Piero, Facundo Cabral, Pablo Milanés. Todos querían tener su disco en vivo, y eran discos de muchísima venta. Con Facundo Cabral llegamos a grabar tres discos en vivo en un mismo año. Así que comercialmente esto fue lo que más llamó la atención. Ahí se comenzaba a escucharse el nombre “Estudio Del Cielito”, más que nada por las grabaciones en vivo. Y con todo eso fuimos construyendo el estudio que funcionó durante 25 años en el fondo de la propiedad.

¿El estudio fue vendido a la banda Bersuit Vergarabat?
En el 2003 le vendí el estudio a la Bersuit. Hace muchos años que estaba ahí y quería cambiar de aire. Estábamos en una situación tremenda del país y estaba cansado de estar solo y luchar tanto. Además, quería hacer otra cosa, dentro de la música, pero no ser propietario de un estudio de grabación. Quería seguir grabando en otros estudios. Grabé 25 años en el mismo estudio, entonces como profesional tenía ganas de probar otros sonidos, otros micrófonos. Pero nadie me llamaba de otros estudios, porque pensaban que yo no iba a querer ir.

A la Bersuit les estaba yendo muy bien y me compraron el lugar. Primero, me contrataron para que yo fuera el mánager. Igualmente, seguí vinculado al lugar varios años más hasta que ellos se separaron y vendieron el lugar. Ahí me desvinculé definitivamente.

¿Actualmente dónde estàs trabajando?
Sigo trabajando como técnico y como productor musical. Hay un estudio que no es mío, sólo lo diseñé y soy el encargando del lugar. Pero no es de propiedad mía, es de una banda que se llama Mavirock. Al estudio le pusieron "Del Infiernito", para cargarme a mí (risas). Y está a cinco cuadras de donde estaba mi ex estudio. Así que sigo de alguna manera vinculado a Parque Leloir.

Hoy los estudios son muy distintos a lo que eran en esa época. Antes aunque sea un demo, tenías que grabarlo en un estudio. Ahora los estudios grandes como Del Cielito ya mucho sentido no tienen, en general, son chiquitos. Por ahí se graba la batería en un estudio grande y después se continúa en un estudio chico haciendo guitarra, voces, teclados. Hoy es todo digital y eso genera que se pueda trabajar desde cualquier lado.

Tengo un estudio en mi casa donde hago el proceso de pre mezcla y edición. De acuerdo al estilo de producción que me llaman, voy al estudio indicado para eso. Un poco en mi nuevo estudio, grabo en Del Infiernito, voy a un estudio de General Rodríguez que es analógico, a mí me gusta grabar en cinta y este es un estudio que se especializa este tipo de grabación.

¿Cuál es tu rol en el INAMU (Instituto Nacional de la Música)?
Estoy restaurando el catálogo de Music Hall, que es una empresa discográfica que fue lo más grande de la Argentina, que durante cincuenta años produjo una enorme cantidad de artistas de todo tipo desde Pappo, tango, folklore y chamame. Todo ese material, el INAMU lo rescató de la quiebra de Music Hall, y lo estamos restaurando, porque algunas cintas están muy deterioradas. Además para que suene mejor para que el sonido sea más de acuerdo a los estándares de la época con más presencia, más volumen a lo que tienen las grabaciones originales. Todo ese trabajo lo hago en el INAMU, en un estudio que montamos ahí. Así que siempre vinculado al sonido y a la música.
Belén Medina

Belén Medina

Periodista

Belén Medina, es periodista y docente. Licenciada en Comunicación Social, egresada de la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM), y periodista digital en Formación DKA de Sevilla, España.

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