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1 Jul 2024

Puente Márquez: El primer peaje estuvo en Ituzaingó

Cruzar el Río Reconquista era una tarea difícil. Un puente lo facilitó, pero había que pagar por usarlo.
La fila de autos espera en el Peaje de Ituzaingó. La Hora pico es ineludible y los vehículos se acoplan en fila para pasar por las cabinas. El sistema automático ayuda a agilizar el tránsito, pero no soluciona todo. Algunos bocinazos, algunas maniobras riesgosas; el peaje siempre es así.

Muy cerca y en la misma trama, en la época de quintas, campos y fronteras con lo desconocido, nació el primer peaje de la zona oeste: El Puente Márquez.

Su construcción data de 1773, cuando la Argentina aún no existía como tal y la región no era Ituzaingó, ni Conurbano, ni el Oeste. Lo construyó Pablo Márquez dentro de su estancia, pero con previo permiso del Cabildo de Buenos Aires, la institución colonial que oficiaba de poder legislativo del Virrey.   

La cabina de peaje no es una novedad, pero en pleno siglo XVIII era una rentable manera de subsistir. El camino real, aquel que unía el Puerto de Buenos Aires con las provincias y, sobre todo, con el Alto Perú, no era un recorrido fácil. La primera parada era Morón y su arroyo, o incluso la segunda si el clima no acompañaba. Desde allí el siguiente paso difícil era el Río de las Conchas. Transversal a la traza, era una frontera compleja: si había llovido en los días previos estaba colmado de agua y no permitía el cruce, pero si se venía de jornadas previas de sol era un bajo vado fangoso.

Junto al camino real se improvisó otro camino que finalmente llevaría el nombre de la familia que más lo utilizaba: Los Gaona. Este otro recorrido también debía superar el Río de las Conchas, el que desde mediados del siglo XX se conoce como Reconquista. Allí Márquez tuvo una visión de negocio que cambiaría la forma de recorrer el oeste.

La comunicación de Buenos Aires con las demás ciudades del Virreinato dependía del humor del río. El vado original estaba ubicado donde hoy la vieja Ruta 7 cruza el Reconquista, en paralelo al actual Ferrocarril Sarmiento. Este pequeño tramo del camino real se conoció como Paso del Rey, de allí el nombre de la localidad contigua. Pero cuando se anegaba no quedaba otra que esperar, generando cortes en la comunicación, en el abastecimiento de productos comerciales y demoras en todo tipo de transacción.

El puente construído por Márquez se encontraba 5 kilómetros río abajo. Estaba construido de madera de ñandubay y tenía una extensión de 27 metros. Era la solución definitiva, pero su uso tenía costo. El mismo Cabildo de Buenos Aires que permitió su construcción también le brindó a su dueño el Derecho de Pontazgo. Según la web Revisionistas (www.revisionistas.com.ar) la tarifa del primer peaje de la zona oeste fue de “medio real por cada Carreta que, pasa cargada, siendo de esta jurisdicción, y un real por cada una de las foráneas; los que transitan a caballo con cargo o sin ella llegando al número diez, medio real”.

El Puente Márquez fue el paso obligado de cientos de figuras históricas. Desde San Martín a Belgrano, pasando por Charles Darwin y muchos otros. Incluso fue el paso elegido por las tropas de Urquiza que luego se enfrentarían a las de Juan Manuel de Rosas en el entorno del Palomar de Caseros. Cotidianamente era utilizado por comerciantes, arrieros y mensajeros. Incluso, actualmente se pueden encontrar vestigios de su importancia. La Avenida Ratti fue antiguamente el camino de las tropas, pero no de tropas militares, sino de tropillas de ganado trasladados a pie. Los arrieros cruzaban el Puente Márquez y se dirigían en línea recta hacia la estación de Ituzaingó para cargar los animales al tren.

La historia del Puente Márquez continuó sin cambios hasta 1964 en que fue declarado monumento histórico, para lo que se lo reconstruyó con materiales modernos. Empero, a mediados de los noventa encontró su trágico final. La empresa constructora del Acceso Oeste no reconoció su valor histórico y lo demolió, luego dio excusas y prometió erigir una réplica en su lugar, promesa que nunca se cumplió.

Así el primer paso artificial del Río Reconquista, el primer peaje de la región y un lugar histórico dejó de ser parte del paisaje. Solo queda su historia.

 

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